El mundo se enfrenta a una creciente emergencia de salud pública a raíz del brote descontrolado de viruela del mono, o mpox, en diversos países africanos. Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han declarado que esta situación representa una crisis sanitaria global que requiere una acción coordinada y decisiva por parte de la comunidad internacional. Aquí te contamos los detalles.
Según datos de la OMS, la República Democrática del Congo (RDC) está experimentando el mayor brote de viruela del mono jamás registrado en un solo año, con más de 15,600 casos sospechosos y 537 muertes reportadas en 2024. Pero la propagación de esta enfermedad no se limita a la RDC, pues también se ha extendido a países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, donde nunca se había detectado. Incluso se ha confirmado el primer caso en Pakistán y Suecia.
«El recrudecimiento actual de la viruela del mono en algunas partes de África, junto con la propagación de una nueva cepa del virus que parece ser más transmisible por vía sexual, es una emergencia, no sólo para África, sino para todo el mundo», advirtió Dimie Ogoina, presidente del Comité de Emergencias de la OMS.
¿Qué es la viruela del mono?
La viruela del mono, o mpox, es una enfermedad viral causada por el virus Orthopoxvirus, el mismo género que el virus de la viruela humana ya erradicada. Se caracteriza por los siguientes síntomas:
– Erupción cutánea dolorosa y pruriginosa
– Inflamación de los ganglios linfáticos
– Fiebre
– Escalofríos
– Dolores de cabeza
– Fatiga
Existen dos clados o variantes genéticas diferentes, siendo el clado I el más letal, con una tasa de mortalidad que puede alcanzar hasta el 10% de los casos. Preocupantemente, una nueva versión del clado I, denominada clado Ib, ha surgido en el actual brote y parece ser aún más grave o transmisible.
La viruela del mono se transmite principalmente a través del contacto cercano y directo con una persona infectada o con sus fluidos corporales. También puede propagarse por el contacto con objetos, ropa de cama o superficies contaminadas. Además, algunas evidencias sugieren que el virus podría transmitirse a través de micropartículas en el aire, especialmente en espacios cerrados.
Además, los niños parecen ser especialmente vulnerables a la viruela del mono, pues la mayoría de los casos y muertes reportadas en la RDC han sido en menores de 15 años.
Ante esta situación alarmante, la OMS ha declarado la viruela del mono como una emergencia de salud pública de importancia internacional, el máximo nivel de alerta que puede emitir la organización. Entre las principales recomendaciones de la OMS para hacer frente a esta crisis se encuentran:
– Fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica y detección temprana de casos, especialmente en los países más afectados.
– Asegurar el acceso equitativo a pruebas de diagnóstico, medicamentos antivirales y vacunas contra la viruela del mono, priorizando las zonas más vulnerables.
– Capacitar exhaustivamente al personal sanitario en el manejo clínico adecuado de los pacientes con mpox, incluyendo la identificación oportuna de síntomas y el uso correcto del equipo de protección personal.
– Promover enérgicamente medidas de prevención como el aislamiento de casos, el rastreo de contactos, la higiene de manos y otras prácticas de bioseguridad.
Es crucial que los trabajadores de la salud estén debidamente protegidos y capacitados para hacer frente a esta emergencia. Algunas recomendaciones clave para salvaguardar sus vidas incluyen:
– Proveer al personal médico y de enfermería con equipos de protección personal (EPP) como mascarillas, guantes, batas y gafas protectoras.
– Garantizar el acceso prioritario a pruebas de diagnóstico y vacunas contra la viruela del mono.
– Capacitar de manera exhaustiva sobre los procedimientos de manejo seguro de pacientes con mpox, incluyendo la toma de muestras y la realización de exámenes.
– Establecer protocolos estrictos de bioseguridad y descontaminación en los centros de salud. – Brindar apoyo psicológico y emocional al personal médico que enfrenta altos niveles de estrés y riesgo, este punto es fundamental ya que durante la pandemia del COVID 19 se evidenció la falta de apoyo y reconocimiento al personal de la salud, algo que no puede volver a ocurrir.