Recientemente la Organización Panamericana de la Salud OPS, publicó los resultados de un informe a través del cual se pretende dar a conocer los fatídicos efectos que ha suscitado la pandemia derivada por la covid-19 en la salud mental y en el bienestar de las poblaciones, propias de la región de las Américas, que recordemos según la OMS abarcan 51 países y territorios, que comprenden América del Norte, Central y del Sur y las subregiones del Caribe, con una población de casi mil millones.
Entre los resultados a partir de datos que destaca el artículo, encontramos cifras como:
- 4/10 brasileños han sufrido de ansiedad durante los tiempos de confinamiento y nueva normalidad
- Los síntomas de depresión se quintuplicaron Perú
- En Canadá se cuadruplicó el número de personas diagnosticadas con ansiedad
- En México se data que, los síntomas de estrés postraumático aumento clínicamente en casi un tercio de la población.
- A nivel de la región, los índices de violencia doméstica aumentaron, triplicando así la media mundial
- Los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad en las Américas, y representan el 7,8% de la discapacidad total, seguidos por los trastornos de ansiedad con un 4,9%
- Existe escasez de profesionales de la salud mental, con un promedio de 10.3 trabajadores de salud mental por cada 100.000 habitantes
- Según la OMS, uno de cada cinco adultos mayores de 60 años sufre un trastorno mental o neurológico.
- En términos de casos acumulados y muertes por Covid, la región de las Américas representa el 39% de todos los casos y el 46% de las muertes a nivel mundial a fines de septiembre de 2021
En relación, el doctor Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS, afirmó en el artículo de la revista The Lancet Regional Health – Americas «El mensaje es claro: hemos estado operando en modo de crisis desde el inicio de la pandemia (…) Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido generalizado», en relación, es válido afirmar que, esta emergencia de salud pública se ha visto agravada por los desafíos sociales y económicos que subyacen en la región, asociados a sistemas de protección social débiles, mecanismos de salud fragmentados y un sin número de contextos permeados por la desigualdad de condiciones.
sumado a esto, el documento afirma que, un tercio de las personas que sufrieron COVID-19 se les ha diagnosticado un trastorno neurológico o mental; lo anterior, suscita que, es momento de priorizar la atención en salud de los pacientes de manera integral, integrando el cuidado físico, pero sobretodo el neurológico y mental.
Los autores del artículo instan que, hay que actuar de inmediato para reforzar los sistemas y servicios de salud mental en la región, con especial atención a la integración del apoyo psicosocial en sectores y entornos como la atención primaria de salud, la educación, los servicios sociales y los sistemas de apoyo comunitario. En conclusión, para analizar y mitigar el impacto de la pandemia, el tema de la salud mental debe incorporarse a los planes de preparación, respuesta y recuperación de todos los países, dando prioridad por supuesto a los grupos minoritarios en situación de vulnerabilidad.
Para concluir nos quedamos con el siguiente mensaje, del Dr. Renato Oliveira, jefe de la Unidad de Salud Mental para la Región de la Organización Panamericana de la Salud “La salud mental ha sido durante mucho tiempo un área descuidada de la salud pública en las Américas. Los gobiernos deben aprovechar la pandemia por COVID-19 como una oportunidad para reforzar sus servicios de salud mental y hacer las inversiones necesarias para reconstruir mejor y en forma más justa».